jueves, 26 de julio de 2012

En memoria

Este es un post, dentro de lo que cabe, personal. Uno debe continuar bajo su propio riesgo, hay mucho drama en este. Y acerca de reseñas y eso... Cuando digo que lo voy a hacer, pasa un mes y nada, hay que dar por hecho que ya no lo voy a hacer. La próxima actualización no sè que será, pero supongo si estará de un tono más alegre. 


 Ayer, tuve que darle un adiós definitivo a mi gato, Jake. No sè si lo llegué a comentar en algún post, que yo recuerde no, pero a este chiquitín lo adopté a principios de Marzo de este año. Ayer en la mañana, lo llevé a su nueva casa. La raíz del problema por el cual no pude conservarlo, es un poco más complicada de lo que parece y se desvía del punto del post, asì que de momento sólo diré que por motivos fuera de mí, no por dinero ni por no quererlo, ya no podía tenerlo en casa. 


Esta demás decir que llevo 6 días llorando por todo esto. Muchos quizá lo vean como "Ah, es un animal nada más", pero para mí era más que eso. Era como un hijo, un compañero, un amigo. Quizá no era el gato perfecto, sin embargo yo asì lo quería. Lo quiero. 


Todo fue todavía más difícil debido a que durante este proceso, no pude más que ponerme en su lugar. Lo encontraran descabellado, porque es un gato y pues yo una persona, aún asì siempre intenté ver las cosas como él las verìa, que serìa algo asì:


Imaginen que llegan a este mundo sin padres y los primeros, digamos 3 meses de su vida, sufren de maltrato físico a tal grado que pierden una parte de su oreja derecha. Eso hasta que un muchacho amable te encuentra y te lleva a su casa, tienes comida y ciertas comodidades pero èl no puede quedarse contigo. Entra entonces una loca que siempre había querido a alguien como tù, este muchacho te lleva a su casa y tienes miedo de este lugar extraño donde tienes que convivir con una perrita mimada. Quizá tu comienzo en este nuevo (y aparentemente) hogar definitivo no fue el mejor, has sufrido mucho y eso te hace algo arisco, pero aquí tienes un techo cálido, comida, cuidados y cariño que con el tiempo, te hacen más sencillo de tratar y de alguna forma te ganas el cariño de casi toda la gente que viene a este lugar, en especial de aquella loca y su hermana. Todo es paz y tranquilidad durante varios meses, hasta que otra vez te ves en una situación similar a de cuando eras más pequeño: te meten en tu jaula y te llevan a lugares extraños. Primero pasas unos días en un lugar donde unos niños ruidosos y un perro pequeño psicópata hacen trizas tus nervios, luego te llevan a una casa grande con una banda de perritas mimadas y malandras, donde (esto si no lo sè) te tranquiliza encontrar a la loca esa, la primera cara conocida en días. Esto es por unas horas, de nuevo de transportan a un lugar oscuro y con ruidos que te aterran, hasta llegar a una casa con una perrita amigable y te encierran en un cuarto solo donde pasas la noche. La loca va a buscarte a la mañana siguiente, quizá notas lo triste que esta, no tienes manera de saber que lleva días llorando preocupada por tu futuro, y vuelve a llevarte lejos, para finalmente dejarte en una casa agradable y tranquila con un muchacho que pinta de buena gente. A lo mejor aquí, por fin encuentres ese hogar que buscas...


Esta perspectiva y ese sentimiento de que le fallé, porque al llevarlo a casa me comprometí como no tienen idea en cuanto a hacerme cargo de él y lo veìa como esos compromisos de años que con las personas me da miedo, de que prometí darle un buen hogar y no hacerlo pasar por esas cosas que seguro lo estresaron mucho, es lo que me tiene tan mal. Hacía tiempo que no lo veìa tan asustado y el hecho de separarme de él cuando ya le tenìa muchísimo cariño, tampoco fueron factores que ayudaran. Me molesta, sigo muy furiosa por todo lo que ha ocurrido, sigo muy triste, pero al menos no descansé hasta asegurarme de que estuviera en manos responsables. Claro, también agradezco a los amigos que estuvieron a mi lado por una cosa u otra, sobretodo a mi primo, ya que fue un buen amigo suyo el elegido para quedarse con mi bebé. Una parte de mí, esta tranquila de que el chico es responsable y cercano (nos conocíamos de vista) para vigilarlo y de vez en cuando saber como esta, pero realmente no lo estoy, no dejo de preocuparme por él y pedir silenciosamente que de verdad, ese sea su hogar permanente. De hecho, el mismo me invito a que lo visite cuando guste para saber como esta el gato, siento que será algo fuerte para mí, solo que la extraña compulsión de asegurarme de su bienestar me dará la fuerza para ir, aunque me la pase llorando cuatro días después.  


Al pasar esta tragedia, no creo tener mascotas pronto. Jake me ha arruinado para otras mascotas. 


Esta es de las últimas fotos que le tomé. 


Adiós mi pequeño Jake. Espero tengas el hogar que te mereces y que tu nuevo dueño aprenda que eres muy miedoso, no te gusta que te rasquen la pancita cuando andas de malas, no te gusta el agua, que te gustan los dulces, ver la lluvia y que te acaricien detrás de las orejas, porque son cosas que yo no voy a olvidar.